La Caja Tonta.
No es, desde luego, un medio de comunicación más, ni un simple entretenimiento. La gente se sienta ante la televisión y se desconecta de su propia realidad. Se aliena. Se deja alienar.
Las series, los deportes, los reality shows... todo ello nos aleja de nuestra propia realidad cercana y cotidiana para llevarnos a un mundo maravilloso, cruel, aparentemente real o simplemente entretenido donde las preguntas no tienen lugar.
Ante la televisión somos víctimas de una publicidad mucho más terrible que aquella de la que nos quejamos, pues es invisible y subliminal. Es la publicidad de la sociedad de consumo, la voz que nos dice como un arrullo "No pienses, simplemente siéntate, mira, y cuando salgas a la calle gasta y compra y serás como los que ves en la pantalla, gente feliz y contenta de vivir en un mundo donde las preguntas no tienen lugar".
Las series, los deportes, los reality shows... todo ello nos aleja de nuestra propia realidad cercana y cotidiana para llevarnos a un mundo maravilloso, cruel, aparentemente real o simplemente entretenido donde las preguntas no tienen lugar.
Ante la televisión somos víctimas de una publicidad mucho más terrible que aquella de la que nos quejamos, pues es invisible y subliminal. Es la publicidad de la sociedad de consumo, la voz que nos dice como un arrullo "No pienses, simplemente siéntate, mira, y cuando salgas a la calle gasta y compra y serás como los que ves en la pantalla, gente feliz y contenta de vivir en un mundo donde las preguntas no tienen lugar".